La elaboración de dos prototipos, fueron el resultado de esta inquietud, cada uno con objetivos muy claros. Por un lado, generar conciencia a través del juego, ya que involucra estímulos externos que afronta el conductor (semáforos, peatones, cruces), y por otro, convertirse en un simulador para capacitar a nuevos conductores, al incluir estímulos internos como, manejo de luces, parabrisas, el volante, entre otros.
El jugador, como un buen conductor, deberá recoger pasajeros, parar en las estaciones indicadas, respetar semáforos y señales de tránsito, pero también tendrá su contraparte, al arrollar peatones, rebasar los límites de velocidad e infringir señales de tránsito.
Todas estas acciones tendrán una medición en tiempo y velocidad, darán un puntaje al jugador y podrán ejecutarse oprimiendo las flechas del teclado.
Sin lugar a dudas la experiencia de peatón, pasajero y conductor, tiene niveles diferentes de análisis, pero como sus creadores lo explican, la versión de conductor podrían generar una experiencia de frenesí o frenzy en ingles, de donde surge el nombre del proyecto: Transmifrenzy.
Este trabajo reconoce la fuerte influencia que tiene Transmilenio en la ciudad, menciona Juan Sebastian, y a su vez permite recrear los problemas fundamentales que han sucedido en accidentes reales, y que están ligados a la imprudencia de los peatones, como también lo menciona Pablo Figueroa.
Este proyecto pretende hacer un llamado de atención a la prudencia y precaución en las vías de nuestra ciudad: “Nosotros podíamos decirle a la gente, vea lo que esta pasando, vea como usted puede ayudar a evitar que ese tipo de situaciones dejen de suceder y diviértase mientras lo hace” (Caballero)
Usted puede probar uno de los juegos en: